domingo, 8 de febrero de 2009

NOPO SEPE

El Doctor Arturo Frondizi había asumido la presidencia de la Nación. Como todos los gobernantes, inaugurar obras era una de sus prioridades, y la ocasión de la finalización de la construcción de la Ruta 65 era una oportunidad para asistir y cortar las cintas. En aquel Partido Bonaerense por donde pasaba la ruta y se decidió hacer la recepción del Presidente y su comitiva, los preparativos eran entusiastas. Se organizaron los actos protocolares, los oficiales de la inauguración y finalmente una recepción y cena de gala con la presencia del Presidente, con el mayor esmero y dedicación, porque quien sabe cuando se iba a dar otra vez la ocasión de la visita de la máxima autoridad de la República.
El problema mas delicado es que había asumido la función de Intendente del Partido un político, que si por algo brillaba era por su soberana ignorancia. Bruto, torpe, tosco y sin ningún pulimento, eran muy comunes sus metidas de pata con salidas, que no por cándidas, evitaban dejar descolocados a sus funcionarios municipales, secretarios y adláteres políticos. Estos muchas veces pasaban por momentos difíciles para tratar de enmendar sus salidas y preferían se mantuviera callado en todo momento, porque si abría la boca era muy probable que se mandara una soberana bestialidad.
Los actos del día tuvieron una normalidad bastante aceptable. El Intendente leyó trabajosamente un discurso que le habían escrito, pero paso medianamente esa prueba, y luego en el resto de la jornada los temas fueron mas bien técnicos y no se dio ocasión para que diera su opinión muy seguido.
Cuando llego la cena de gala, todos temblaban. Se había preparado un exquisito menú y recurriendo a las familias mas tradicionales de la zona se obtuvo para la cabecera de honor que ocuparía el presidente, los ministros que lo acompañaban y el Intendente una vajilla importada de mucho valor pero que estaba a la altura de las circunstancias. El temor estaba en que en ese largo rato el Intendente estaría sentado a la derecha del Presidente y en directa comunicación con el, en cuanta charla pudiera plantearse.
Llegado el momento, entraron al salón los funcionarios entre los aplausos de los asistentes y se dirigieron a la cabecera tomando asiento. Mientras llegaba el momento de ser servidos, el Presidente observó la vajilla y los cubiertos de plata, interesado y bien impresionado por la misma, y levantando un tenedor lo estudio detenidamente y dirigiéndose al Intendente le susurró con admiración: " Plata Lapas..!" Este lo miro con los ojos bien abiertos y una sonrisa de satisfacción le contestó: ...NO.PO SE.PE! ...ES.PE PRES.PE TA.PA. DA.PA

1 comentario:

Anónimo dijo...

mepe gusputopo mupuchopo