domingo, 1 de febrero de 2009

EL PESCADO TAMBIEN SE REIA

Amalio, era un tipo inteligentisimo. Su profesion de toda la vida habia sido la de mecanico, de la que ya estaba retirado, aunque aun era el hombre de consulta de cualquier problema insoluble que tuviera algun motor en el pueblo, pero su verdadera veta pasaba por otro lado. Investigador, filosofo autodidacta, era dueño de un gran poder de deduccion y un gran método por el cual procedía lógicamente de lo universal a lo particular. Ironico a veces en sus respuestas, prefería generalmente el silencio, pero tenia el poder de reirse seriamente de las opiniones sin fundamento de sus interlocutores y de algunas cosas de la vida. Como cuando sostuvo seriamente y sin pestañear, en una discusion sobre si las temperaturas eran mas frias en los inviernos de antes que los de ahora, que el sentia como mas frios los de antes porque cuando el era chico andaban en alpargatas, sin medias y viajaban en sulky y en su caso peor aun porque el sulky era tirado por un caballo blanco, "...que de hecho es mas frio todavia..."
Un dia estaba contando una experiencia angustiante y trataba de filosofar sobre como en esas situaciones los seres humanos tenemos las reacciones mas incomprensibles. Explicaba que le toco vivir un aprieto terrible con unos amigos pescando en un bote casero que se les hundia en medio de la laguna y el justo habia pescado un ejemplar enorme. Amalio venia contando que era una situacion terrible y que nadie sabia que hacer y los demas pasajeros del bote sin ninguna razon logica, se supone que de los nervios se reian y se reian porque iban a tener que tirarse y nadar, y el no queria desprenderse de su pescado y tambien a el inexplicablemente le dio por reirse... y justo ahi uno de los que escuchaba compenetrado el cuento, le pregunto ¿Amalio y el pescado..? Amalio lo miro fijamente, y le respondio ..El pescado: ¡¡tambien se reía!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno! :-D